"Vete de mí"

"Vete de mí, seré en tu vida lo mejor de la neblina del ayer, cuando me llegues a olvidar, como es mejor el verso aquel, que no podemos recordar..."
Hay momentos en que el olvido es la parcela idónea para las emociones: situaciones que se envician, "amores perros", relaciones destructivas, etc. Vale más irse para abrir paso al recuerdo, sin olvidar nunca que "no olvida el que finge olvido sino el que sabe olvidar" (Benedetti). Es preferible quedar en la memoria como el verso que, ya borroso, nos permite la insinuación de un halago. Es triste, pero es necesario. Quedarse en la neblina, en la ensoñación, en lo que pudo ser y no fue; ser la bruma que impide la mejor visión de la conciencia, para hilar recuerdos perdidos. Alma abierta a lo que se fue, con buena cara...