Saturday, May 06, 2006

Formalismo y estructuralismo en el amor


Resulta que para los formalistas rusos, lo importante es la "forma" de utilizar las palabras para llegar al sentido literario; qué importa el fondo -repetían-, es decir, lo importante es cómo emplear y ubicar nuestra herramienta que es la lengua para la creación, o sea la literariedad. Más tarde surgen los estructuralistas que sugieren que lo importante es que la lengua es una "estructura" (Saussure), es decir, una palabra, un fonema (sonido), por sí solos no sirven de nada, ya que una estructura es un sistema de relaciones y lo que importa es la función dentro de ese sistema. Por lo tanto, la estructura es un simulacro del objeto para descubrir sus funciones. Esta última teoría traspasada al amor es ciertísima. El amor es el ejemplo perfecto de una estructura, porque para que haya amor es necesario la existencia de dos personas, cada una con sus funciones respectivas. (Claro, inclusive en los ménage à trois, quatre, cinq, six... cada involucrado tiene una función, algo así como "todos contra todos"). El simulacro del amor puede ser una pareja y las funciones que realiza; hoy por hoy no necesariamente hombre-mujer, sino hombre-hombre, mujer-mujer; sin embargo, cabe destacar que aún en éstas, se conservan las antiguas funciones. En el amor erótico debe prevalecer la estructura: hay un sistema de relaciones; se responde a estímulos y no hay concupiscencia sin dos o más. El formalismo del amor sólo entra en la forma en que se hace el amor, no en su concepción, ya que sólo importa cómo se utilizan las "herramientas" para hacer este amor; aquí no importaría el fondo, que es el fundamento de una relación. Visto esto, se demuestra que el amor es más estructuralista que formalista: más francés que ruso.

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