Monday, October 16, 2006

Les feuilles mortes o París sin ti

Pinto en los puentes un recuerdo de tus labios.
Les feuilles mortes se esparcen en los ámbitos azulados.
El viento, que se mide por las alas de las aves, tiene un tierno perfume.
No hay cabida para los arrepentimientos pero sí para los recuerdos.
Me interno en la chanson de ti que nunca cesa.
Me recuerda la vie en rose o esa alegoría que aparecía en tus ojos.
Entonces, el boulevard se estrecha para acceder al arcángel.
Algún día el soleil fue más candente que hoy,
pero no olvido la canción que me cantabas.
La vida nos separó pues nos amábamos;
mas nuestros pasos aún se escuchan en Rivoli,
donde tanto te besé frente al palacio.
Y aunque el Sena conserva sus destellos plateados,
ya no percibo esos reflejos que veíamos bailar.
La pluie continúa en las terrases o en la Closerie,
pues es necesaria para los acordeones y los abrigos.
Ne me quittes pas, ne me quittes pas, repito en mi pensamiento.
Il faut t’oublier por eso bebo el vino; vino de los amantes.
Está vacía la Place de la Concorde y ha perdido su tono
aquel jardín sin sus pequeños barcos y sin los enfants que antes jugaban.
La avenida se contrae hasta el arco que representa haberte
perseguido para que no apagaras la llama sempiterna.
L’étoile está como en pausa y ya no encuentro a la torre
para buscarla y seguirla contigo como en c’est temps là.
Ya no hay lune, ni mer, ni ciel, ni amour.
C’est vrai, la vie sépare ceux qui s’aiment...